Probióticos y prebióticos
Los probióticos son microorganismos vivos que administrados en cantidades adecuadas proporcionan un beneficio a la salud del huésped. Los prebióticos por su parte son el alimento de esas bacterias. Las bacterias buenas que habitan en nuestro organismo son necesarias para mantener nuestra salud. Los estudios han demostrado que los probióticos suministrados en cantidades adecuadas pueden favorecer las respuestas adaptativas destinadas a combatir a los patógenos.
Podemos encontrar probióticos en el yogur y otros alimentos fermentados como el chucrut. Los suplementos probióticos deben ser siempre suministrados por profesionales de la salud, ya que los tratamientos varían mucho de una persona a otra. Para asegurar una microbiota sana, lo mejor es mantener la nuestra en perfectas condiciones y para ello se debe asegurar un aporte adecuado de frutas, verduras, legumbres, y cereales integrales, alimentos ricos en sustancias prebióticas.
Alimentos con efecto antiinflamatorio
Son la remolacha, jengibre, cúrcuma, rábanos, arándanos, pescados, aguacate y té verde entre otros. Resultan de ayuda en la prevención de infecciones y durante el desarrollo de la enfermedad, ya que ayudan a controlar los procesos inflamatorios producidos por el organismo como defensa a la infección.
Alimentos antioxidantes
Ayudan a hacer frente a los radicales libres producidos por los reacciones inflamatorias naturales originadas durante los procesos infecciosos. Son sobre todo las frutas y las verduras crudas, entre las que destacan frutos rojos, tomate, zanahoria, pimiento, verduras de hoja verde…
Además es importante mantener una dieta baja en grasas saturadas y libre de tóxicos como el tabaco o el alcohol, y aumentar el consumo de grasas saludables procedentes de las semillas, los frutos secos, el aceite de oliva virgen, los pescados, así como mantener una hidratación adecuada.